El desafío de la desigualdad en España

“España debe ser de todos y para todos”
, dijo el Rey Felipe VI, el 3 de febrero en su discurso ante las
Cortes Generalesen febrero 2020
[1]
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Unas palabras oportunas para reflexionar, luego que Philip Alston, relator Especial de la ONU sobre pobreza extrema y derechos humanos, reconociera la existencia de dos Españas, tras su visita oficial de 2 semanas al país y advirtiera que en esa otra España las desigualdades se hacen notorias y hay sensación de “abandono” de quienes pertenecen a esa otra España [2] .
En este sentido, dos informes publicados en el año 2019, uno por parte del movimiento global Oxam Intermón [3] y el otro por la Fundación Fomento para Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa), alertan que la desigualdad se ha desbordado durante la última crisis, y advierten que la misma se ha instalado en las conciencias y se ha institucionalizado.
Específicamente el VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2019 presentado por Foessa, reconocen que la crisis financiera, la pérdida de empleo y la política de austeridad experimentadas en la última década son los factores determinantes en el progresivo aumento de la desigualdad en España.
Para Foessa, la sociedad española está consciente sobre la existencia de grandes desigualdades y además, perciben que el andamio social existente se sostiene sobre unos pilares quebradizos que se han agrietado.
Destaca el VIII Informe que los fundamentos que se han resquebrajado están identificados, así como también, está determinado la cuota de responsabilidad de todos los actores, pero advierte el Informe que aún no se han encontrado las vías adecuadas, ni los repuestos, menos aún los medios y los expertos para poder enfrentar con efectividad esa realidad.
Mientras tanto, alerta Foessa, la desigualdad en España crece, y va expresándose en distintas formas, es decir, no se limita a una desigualdad económica y en ese sentido,las principales ciudades muestran huellas de esa realidad con un aumento de la segregación espacial por clase social y de la proliferación de urbanizaciones que constituyen mundos cerrados. Todo ello lleva a Foessa a reiterar que la desigualdad no es fruto de la naturaleza, sino que es un producto del orden social.
Ese orden social, según el estudio realizado para el VIII Informe, reconoce que frente a la pobreza, la desigualdad es un mal mayor que en España genera mayor frustración y se convierte en un potencial significativo de inestabilidad social, lo que pone en riesgo la oportunidad de construir una democracia sólida y mantener la paz social.
El Informe 2019 de Oxafam Intermón recomienda a las autoridades españolas que asuman la reducción de la desigualdad como una necesidad y objetivo político.
“España debería mirarse de cerca en el espejo y actuar”, afirmó Philip Alston, relator especial ONU para la pobreza y los derechos humanos, quien además reconoció que en lo económico el país va bien, más no así en lo social, pues sus indicadores sociales ubican al país al final o cerca de los peores indicadores de la Unión Europea [4] .
Nuevamente, las palabras del Rey invitando a que España sea de todos, supone el desafío que con mucha objetividad el relator especial de la ONU presentará en su informe definitivo en junio 2020 sobre la realidad social española.
La gran pregunta ahora es ante esa realidad y frente a ese espejo, ¿qué hacer?, en principio, hay que mirar ese espejo, tal y como la describió Alston, tarea ésta que no resulta fácil para muchos, pero que es una responsabilidad que debe asumir no sólo los parlamentarios para sus debates sobre el futuro de España, no sólo las autoridades del gobierno español, sino que en ella, los ciudadanos deben estar directamente involucrados.
Para enfrentar una desigualdad que se ha “enquistado” en España como lo advirtió en el 2018 Caritas España [5] , no sólo son necesarias nuevas políticas públicas, sino que además, esas medidas deben estar acompañadas por una sociedad que comprenda y sea sensible en cuanto a la dimensión del problema y los riesgos que ello supone para el orden social armónico y pacífico, así como para la propia democracia.
El debate, el diálogo, el encuentro y la construcción de consensos resultan herramientas de participación útiles que institucionalmente pueden contribuir con un proceso político y social de cooperación y acompañamiento de una estrategia que marque la hoja de ruta para enfrentar esas desigualdades identificadas y reconocidas por todos.
Por último, la gran pregunta para arrancar debe ser: ¿cómo mirarse al espejo?
[1] Abc. El Rey reclama concordia y lealtad a los políticos: “España debe ser de todos”. 3 de febrero 2020. Online en: https://www.abc.es/espana/abci-reclama-concordia-y-lealtad-politicos-espana-debe-todos-202002040233_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
[2] El Salto. Relator ONU pide acción política urgente tras la visita a España que hiela el corazón. 8 de febrero 2020. Online en: https://www.elsaltodiario.com/desigualdad/relator-onu-pide-accion-politica-urgente-tras-visita-espana-hiela-corazon
[3] Informe OXFAM Intermón No. 49. Desigualdad 1 – igualdad de oportunidades 0. La inamovilidad social y la condena de la pobreza. Enero 2019. Pp.51 Online en: https://web.oxfamintermon.org/sites/default/files/documentos/files/desigualdad-1-igualdad-oportunidades-0.pdf
[4] Nueva Tribuna. Las frases del relator de la ONU que debería hacernos sonrojar. 7 de febrero de 2020. Online en: https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/conclusiones-relatoronu-philipalston-pobreza-desigualdad-espana/20200207165406170887.html
[5] El Pais. Caritas: “La desigualdad se está enquistando en la sociedad”. 24 de mayo 2018. Online en: https://elpais.com/economia/2018/05/24/actualidad/1527177344_388383.html













