MOVILIDAD HUMANA Y EL MIEDO

La movilidad humana es un concepto que busca integrar
en una sola idea a todas las formas de movimiento de personas, como el refugio,
la migración internacional, la movilidad forzada por delitos transnacionales
(trata de personas) la movilidad en el marco de sistema de integración, entre
otras, cada una de ellas con sus propias características.
La movilidad humana es un proceso humano, multicausal, supone el cruce de limites geográficos o políticos, con una intencionalidad de permanencia y representa una expresión del ejercicio de un derecho humano a la libre circulación.
En septiembre Eccos de Paz, impulsó a través de sus redes una campaña divulgativa sobre el contenido del Documento del Secretario General de la ONU sobre políticas para enfrentar el Covid-19 y la movilidad de personas, en el cual se invitó a imaginarnos una movilidad humana en beneficio de todos.
Por su parte, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en su Informe sobre la situación de las personas en necesidad de protección internacional en el covid-19, dejó planteada la siguiente pregunta: ¿cómo y en qué términos se puede imaginar esa nueva movilidad humana en beneficios de todos?
Y sin ánimo de dar respuestas absolutas a esa inquietud en Eccos de Paz, queremos dedicar varias semanas a este tema, como antesala a la conmemoración en diciembre de un año más de la aprobación del Pacto Global de Migración segura, ordenada y regular.
En tal sentido, estas primeras reflexiones buscan algunas ideas en la reciente Encíclica del Papa Francisco, Fratello Tutti, sobre la fraternidad y amistad social; porque ahí varios elementos allí que son oportunos para alimentar esta reflexión, ellos son:
·El miedo y la duda ante el fenómeno migratorio.
·La indiferencia.
·La búsqueda de una sociedad fraterna.
Empecemos con el miedo y la duda ante el fenómeno migratorio; la Encíclica como parte de un diagnóstico de la sociedad global, advierte que en algunos países, ese fenómeno genera alarma y miedo, y reclama como inaceptable, que para muchos, aún sin decirlo de forma expresa, el migrante sea considerado como un ser menos valioso, menos humano y menos importante que los otros.
Reconoce Fratelli Tutti, que el instinto natural de autodefensa nos pueda llevar a generar dudas y temores sobre los migrantes, pero hay que hacer todo lo posible por superarlos, pues condiciona la forma de pensar y actuar frente a este fenómeno y fácilmente podríamos terminamos convirtiéndonos en seres intolerantes, cerrados y sin darnos cuenta, en promotores del racismo, nos advierte la Encíclica.
“Una persona y un pueblo sólo son fecundos si saben integrar creativamente en su interior la apertura a los otros”, afirma la Encíclica , y esa apertura supone el encuentro con el otro, que no será posible, si el miedo se alimenta, pues como nos dice la Encíclica, el miedo nos priva así del deseo y de la capacidad de encuentro con el otro.
La Encíclica nos plantea que quizá fuimos educados en el miedo y en la desconfianza, que nos lleva a vivir cuidándonos unos de otros, viendo a los demás como competidores o enemigos peligrosos, conducta que se traslada a la relación con los pueblos de la región.
Hoy ese sentimiento de miedo y desconfianza están muy presentes en nuestra sociedad como efecto de la pandemia, pero debemos hacer todo lo posible por no permitir que trasciendan a la propia existencia del coronavirus, pues debilita y socava las bases de la cohesión social.
La Encíclica nos dice que la Covid-19 nos despertó una consciencia de ser una comunidad mundial que “navega en una misma barca”. ¿Podemos sentirnos parte de una misma barca si se siembra el miedo y la desconfianza?.
El Pacto Global de Migración segura, ordenada y regular, nos llama a entender que frente al fenómeno de la migración, todos los Estados deben ser parte de la “misma barca”, pero estas reflexiones nos permiten afirmar que para que esa barca navegue la confianza se convierte en herramienta efectiva para enfrentar el miedo, superar las dudas y permitirnos el encuentro con el otro a que hace referencia la Encíclica.
La confianza se convierte en un elemento clave, que además es indispensable para sostener la cohesión social y esencial para superar toda duda que obstaculiza e impide imaginarnos una movilidad humana en beneficio de todos.
Una próxima reflexión abordará la indiferencia.









