Movilidad Humana e indiferencia

"Todo el mundo tiene mucho miedo, sobre todo porque no tenemos
seguridad" [1]
,
dicen los vecinos del Puerto Arguineguin, quienes afirman que por 26 años han
estado recibiendo pateras, pero nunca habían visto lo que hasta ahora han
presenciado en cuanto al volumen de llegada de inmigrantes.
En ese puerto en particular se han registrado hasta 1.700 inmigrantes en un mismo día, lo que ha superado la capacidad de la infraestructura de acogida en el lugar generando hacinamiento en las carpas preparadas allí para el recibimiento temporal, y una percepción de descontrol sobre la situación.
Quienes hacen vida en el muelle, sienten inseguridad porque desconocen si quienes llegan están libres de Covid o no, lo que les genera miedo. La presencia de tantos inmigrantes en la isla ha llevado a varios medios a calificar esa realidad de “invasión” o “asfixia” e incluso los Obispos han pedido que Canarias no se convierta en un getto de inmigrantes para la UE.
Una protesta reciente en el Puerto llevó a algunos vecinos a calificar a los inmigrantes de “parásitos”, “ilegales”, “invasores”; es entendible que haya miedo en Canarias, pues como dice la Encíclica Fratelli Tutti, esa reacción es parte del instinto natural de autodefensa, y en ese sentido, advierte la carta papal, que si ese miedo se logra imponer, condicionando la forma de pensar y actuar de una sociedad especifica, entonces ella se convertirá en una comunidad cerrada, intolerante e incluso, sin darse cuenta, terminarán asumiendo conductas racistas [2].
En este sentido, es oportuno citar al profesor de Antropología y Sociología de la Universidad de la Laguna, José Antonio Batista, quien sobre la crisis migratoria en Canarias advierte que esa situación “ha provocado que ver personas tiradas en un muelle nos genere miedo en lugar de rabia o empatía” [3].
Vivir indiferentes ante el dolor ajeno, no es una opción, nos recuerda la Encíclica Fratelli Tutti, y además, agrega que no podemos dejar que nadie quede a un costado de la vida, lo que nos recuerda el slogan de la ONU de que nadie se quede atrás.
Fratelli Tutti nos invita a pensar que todos estamos en la misma barca y en consecuencia, ello nos exige superar, por un lado, la indiferencia que la propia Enciclica califica de cómoda, fría y globalizada, y por el otro, el egoísmo y la pérdida del sentido social que experimentan algunos países, escudándose en el argumento de la defensa de los intereses nacionales [4].
Para la Enciclica, es el momento de rehabilitar la política, entendida como una altísima vocación, y como una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común y el bien de todas las personas, consideradas no sólo como individuos, sino también en la dimensión social que las une. [5]
En materia migratoria, afirma la Encíclica, la política ideal sería evitar las migraciones innecesarias, pero para ello seria necesario crear en los países de origen la posibilidad efectiva de vivir y crecer en dignidad, de manera que allí mismo se pueda encontrar las condiciones necesarias para el propio desarrollo integral; pero tal aspiración es muy alta sin una adecuada cooperación internacional.
El coronavirus nos ha demostrado que el cierre de fronteras entre países no es suficiente como para impedir la movilidad humana forzosa, la reduce sin duda, pero no resuelve el problema de fondo que está en la búsqueda de cada ser humano por encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y de su familia, sino también realizarse integralmente como persona.
La crisis migratoria en Canarias y el alto volumen de solicitudes de protección internacional en España, así como la necesidad de impulsar una movilidad humana interna para abordar la repoblación de la llamada España vaciada, son tres razones concretas que exigen a la sociedad española no ser indiferentes ante el problema migratorio.
Una encuesta realizada por el gobierno español en enero 2019, el 65% de los españoles son favorables a aumentar la población inmigrante y promover vías legales para la entrada de extranjeros, conscientes del aporte a la economía y del envejecimiento de la población [6] , ello supone un valor importante para avanzar en políticas de integración efectivas, en el que haya un equilibrio necesario entre responsabilidad y solidaridad.
Pareciera entonces que una importante mayoría de la sociedad española, no compra mensajes xenófobos y estaría dispuesta a asumir la tarea de construir una sociedad “que al tiempo que conservan sus respectivas identidades culturales y religiosas, estén abiertos a las diferencias y sepan como valorarlas en nombre de la fraternidad humana [7] ”, y de esa forma, nos acercaremos más a lograr una movilidad humana que nos beneficie a todos.
[1]
[1]Libertad
Digital. Descontrol de la inmigración
ilegal atemoriza a los canarios. Todo el mundo
tiene mucho miedo. 7 de noviembre 2020. Online en: https://www.libertaddigital.com/espana/2020-11-07/el-descontrol-de-la-inmigracion-ilegal-atemoriza-a-los-canarios-todo-el-mundo-tiene-mucho-miedo-6678563/
[2]
[2]Encíclica
Fratelli Tutti. Párrafo 41.
[3]
[3]El Diario.es. “Yo no soy racista, pero…”: por qué ver migrantes tirados en un
muelle da “miedo” y “no rabia”. 28 de septiembre 2020. Online en: https://www.eldiario.es/canariasahora/sociedad/racista-migrantes-tirados-muelle-miedo-no-rabia_1_6247655.html
[4] Ver nota 2. Párrafo 11.
[5] Idem. Pàrafo 182
[6]
[6]El País. 65% de
los españoles es partidario de abrir vías legales para la inmigración. 16 de
enero 2020. Online en: https://elpais.com/politica/2020/01/16/actualidad/1579199009_652992.html
[7]
[7]Ver nota
2. Párrafo 129









