Post COVID-19: Medidas extraordinarias ambientales de FEMP, LAUDATO Y ODS 2030

Ha concluido la semana dedicada a la reflexión sobre la encíclica Laudato Si, sobre nuestra casa común, muchas iniciativas recorrieron las redes sociales en función de divulgar su contenido, importancia y absoluta vigencia como contenido para repensar nuestra corresponsabilidad como seres humanos que compartimos un mismo mundo.
Laudato Si , nos invita a un nuevo diálogo con todos los actores para abordar la forma como estamos construyendo el futuro del Planeta, una tarea que no es sencilla, porque su logro no depende exclusivamente ni de las ciencias, ni de la política, menos aún de la economía, depende de todas ellas y particularmente de la forma como nosotros asumamos nuestra relación con nuestro medio ambiente.
No estamos solos, no somos autónomos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS 2030), los desafíos globales como la adaptación al cambio climático, el desarrollo descontrolado de lo urbano, entre otros problemas han demostrado en los últimos años que no se pueden enfrentar de manera aislada, que los mismos requieren de un compromiso político, económico y cultural global, con la participación de todos los actores incluyéndonos como seres humanos.
Hay un gran desafío cultural, espiritual y educativo para enfrentar los desafíos globales desde nuestra dimensión como seres humanos, y precisamente desde esa perspectiva, resulta muy oportuno abrir el debate sobre las políticas en materia de medio ambiente que se proponen desde cada una de las instancias políticas gubernamentales para valorar la oportunidad de incidir, respaldar y colaborar con nuestro compromiso cívico y humano.
El compromiso cívico es el que se expresa frente a las políticas públicas, y el humano, es el que se concreta con una adecuación de nuestra cultura frente a las medidas que se intentan aplicar para enfrentar los grandes desafíos, siempre y cuando las mismas sean honestas, transparentes y claramente definidas para enfrentar los efectos de los problemas globales que hoy enfrentamos.
En ese espíritu, resulta oportuno concretar las ideas con la práctica, para validar, frente a quienes aun dudan, que Laudato Si es un documento de la Iglesia Católica escrito para todos los hombres, sean o no católicos.
La concreción de esas ideas encuentra un ejemplo oportuno en las medidas extraordinarias que ha propuesto la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para responder a la reconstrucción y recuperación de España luego del Covid-19.
Las medidas se agrupan en las siguientes áreas:
·Medio Ambiente Urbano.
·Abastecimiento de Agua Potable a domicilio, evaluación y ratamiento de aguas residuales.
·Residuos y Economía Circular.
·Consumo de Proximidad y Agricultura.
·Biodiversidad y espacios naturales y playas.
·Bosques.
Todos esos temas son abordados tanto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS 2030) como también por la encíclica Laudato Si, sobre la casa común , cada uno desde sus distintas perspectivas, más como una coincidencia oportuna, que como una estrategia debidamente planificada.
Si quisiéramos plantearnos el diálogo con todos desde el marco de las ODS 2030 y desde la visión de Laudato Si, este documento de la FEMP es una oportunidad importante, pues su objetivo persigue el bien común, que se traduce en preparar a los Municipios para enfrentar epidemias futuras o rebrotes de esta, tal y como lo expresa el documento de la FEMP.
¿Con quiénes dialogar sobre esas propuestas y cómo las mismas contribuyen a preservar el ambiente en el presente y pensando en las generaciones futuras?
¿Cómo esas medidas incluyen el componente educativo, cultural y espiritual que promueva una mayor comprensión del ser humano sobre su corresponsabilidad en los problemas locales con impacto global?
¿Cómo los mecanismos institucionales de participación logran fortalecer la democracia y reforzar la cohesión social como pegamento para enfrentar los problemas globales?
La invitación de Laudato SI para el diálogo con todos y para la conversación que nos una a todos como una familia humana, tiene el objetivo que nadie se quede atrás como insiste la ONU cuando aborda el desafío de las ODS 2030 y principalmente que ese ejercicio nos permita comprender las raíces humanas de esos problemas globales.
Precisamente el diálogo local, puede resultar mucho más efectivo porque supone acciones mucho más próximas al vecino y en consecuencia demanda un mayor compromiso que puede con mayor facilidad medir su impacto social, político y económico.
Desde 1974, el 5 de junio se ha reservado como día internacional del Ambiente, este año 2020 la ONU informa que se dedicará a la biodiversidad, problema que, reitero, conecta la Encíclica con los ODS 2030 y que nuevamente nos brinda la oportunidad de valorar nuestro compromiso personal con la naturaleza y el futuro del planeta desde nuestra comunidad.









